Regla #1
No te enamores de él.
Explotará tus extremos, contemplará tus límites; todavía más que eso. En veces te tumbará él mismo para ver qué tan fuerte golpeas el suelo, si pones manos primero, si tus rodillas sangran, si las lágrimas bajan. Otras más te lanzará más alto de lo que tú podrías saltar, para observar desde el suelo, qué tanto mueves un brazo, si flotará tu cabello.
Jamás lo mires a los ojos.
Te obligará a expresar lo que piensas, te atrapará en su mirada y contemplará tu espíritu, sentirá tu alma y platicará con ella. Te ofrecerá cariño en una mirada, robará el amor de tus ojos. Recordará tu forma de ver el universo, incluso cuando todo es un sueño.
Que nunca te vea reír.
Sus palabras siempre atacan como una madre le hace cosquillas a su hijo. Reirá contigo para saborear tu alegría, estará al pendiente de provocarte esa energía. Luchará cada vez por una carcajada más sincera, duradera. Querrá siempre que enseñes los dientes y te quedes sin aire cada vez que llegue a verte.
Evita abrazarlo.
Hará que te despidas del mundo y viajes con él a una realidad de ambos. Combinará tu energía con la suya y te perderás en sus brazos. El tiempo desaparecerá para ti pero él contará cada segundo para recordarlo. Te pedirá que cierres los ojos y él protegerá tu rostro con su hombro, tu pecho con el suyo, tu espalda con sus manos.
Entonces, ¿Has comprendido bien?,
La regla número uno es,
que hagas lo que tengas que hacer,
pero no te enamores de él.



Comentarios
Publicar un comentario