Egmont Lipschitz
"Verdaderamente el amor es real y este perdura para siempre en su magnifico esplendor una vez que lo has encontrado"

Amé a
Egmont Lipschitz como nunca a nadie amé. Me atrapó con su mirada y su
afable trato me hizo renunciar a la promesa que había emergido de mi corazón
una y mil veces roto.
Atrapada
en los ojos de un extraño decidí abrir mi corazón por vez definitiva. Ni
siquiera sabía su nombre, solo recordaba su mirada atravesando cada barrera que
yo había levantado en mi interior y aquella benévola atención que abrazaba mi
alma. Caí, quedé encantada y mi completo ser suplicaba volver al lugar donde lo
conocí y comenzar lo que sería mi última historia de amor. Pensé que las
posibilidades de conseguir que me viera como yo a él eran nulas. Difícilmente
una prostituta puede ser tomada en serio por una persona tan honorable y artística
como lo fue Egmont Lipschitz. Para mi sorpresa, él se interesó en mí y deseó
descubrir la verdadera identidad que se ocultaba detrás de Vanessa Berry.
Bueno, ese era mi nombre artístico, lo usé para que fuera más fácil hacerlos
pensar que provenía de Irlanda del Norte. Ser nacida en la famosa Alemania del
Este era complicado cuando una viaja sola alrededor del mundo. Todo el mundo
odiaba a los alemanes en este tiempo. Si bien, este le dio un sentido único y
especial a mi vida. Renuncié a los diamantes y las piedras preciosas, deje de
vender mi cariño por tener una vida al lado de él. Era como estar en el paraíso
sintiéndome autentica y amada.
Los
hombres que compraban mis caricias intentaron separarme de él y lo consiguieron. Mi querido
amigo murió y, los sueños y las promesas que nos movían las sepulté junto con
esa parte de mí que no pudo soportar el
final de esta maravillosa y conmovedora historia de amor.
Entonces me vi triste y vacía. Volví a ser la cortesana
que era antes de conocer al hombre que cambio mi universo pero, esta vez no iba
en busca de los diamantes, Oh, no! Aquellos hombres me demostraron que estaban dispuestos a matar
para obtener lo que querían y eso es la razón por la que mi fiel amante fue
asesinado.
El juego comenzó y logré que todos y cada uno se
enamoraran de mí. Envenené sus mentes y se mataron unos a otros. Finalmente
contraje matrimonio con David Fischer, fue quien impidió que me aniquilaran
debido a que sugirieron que fuera yo quien debía morir, que era una maldición.
El señor Fischer era más joven que yo y muy apuesto, me prometió la vida que
Egmont Lipschitz soñaba poder darme. Esta vez, el futuro parecía más prometedor
pero descubrí que por más que lo intentara mi corazón ya no podía amar a nadie más.
Cada noche soñaba que él estaba esperándome del otro lado. David Fischer murió en el instante que confesó
que el asesinó a Egmont. Entonces huí con toda su riqueza y llegué a América
donde nadie pudo alcanzarme.
Aún era joven e incluso más hermosa y decidí
comenzar de nuevo como Verónica Smith proveniente de la Gran Bretaña. Mi sueño de llegar a Broadway se había
cumplido, nunca volví a estar a la venta, salía con diferentes chicos; ellos se
lo tomaban en serio pero yo desde el
principio establecía que para mí “el amor es solo un juego” y que podíamos llevarlo de esa
manera.
Un día tocaron a mi puerta, solo había un sobre
con una nota que decía, “Angela Wolf, encuéntreme en el Parque Central mañana a
las 21:00 hrs.”
Creditos de la fotografía: Moulin Rouge, Sparkling Diamonds "Satine"
Hernán Aa Az
Comentarios
Publicar un comentario