Tormenta



Era una mañana nublada, el pronóstico decía que se acercaba un huracán, habría una tormenta así que lo mejor era quedarse en casa, decidí ir por las compras, si iba a pasar toda la tarde en casa más valía tener provisiones, así que me puse mi saco y caminé a la estación de autobús.

Al llegar al supermercado me di cuenta que estaba repleto, las noticias decían que era probable que el mal clima durara más tiempo y que incluso podía haber daños en la ciudad, así que había gente de un lado a otro, comprando comida enlatada, linternas y toda clases de cosas.

¿Realmente era necesario? No es que no me preocupara pero, seguramente solo querían alarmar a los pobres adictos a la televisión, en fin, compre algunas botanas y lo necesario para preparar la comida, me forme en una de las largas filas que había, a lo lejos, unas 4 cajas apartada de mi había un hermosa chica, su cabello liso caía sobre sus caderas, llevaba botas para lluvia y una sombrilla en el bolso, demonios, había olvidado la sombrilla y con mi mala suerte seguro estaría lloviendo cuando saliera de ahí, de repente la chica me miro y me sonrió, tal vez sintió mi mirada…

Después de 35 minutos esperando para pagar pude salir del súper y si, justo como había pensado, estaba lloviendo, decidí esperar un taxi, la chica de la sombrilla salió y se paró junto a mí, debía decir algo, pero las palabras no salían de mi boca, en ese momento ella abrió su sombrilla color azul y solo pude decir –que bueno que tu no la has olvidado- ella volteo sorprendida y al mirarme sonrió –¿te he visto en otro lado?- su voz era música para mis oídos –no, no lo creo- ¿Por qué estaba nervioso? –sí, vives cerca de mi vecindario, cuando salgo a pasear a mi cachorro tu siempre vas apresurado y bien vestido- ¿será? Tal vez, cuando voy al trabajo en las mañanas siempre voy corriendo, debo admitir que la puntualidad no es una de mis virtudes – ¿no me reconoces eh?- me pareció un poco triste o ¿decepcionada? –De verdad lo siento, suelo ser muy despistado- era una disculpa sincera ¿Cómo había dejado pasar a una chica tan hermosa? –No te preocupes, ¿quieres que te lleve?- vaya eso no lo esperaba –claro- oh vamos deja de estar nervioso.

Ella acomodo su sombrilla para que los dos quedáramos cubiertos, al llegar a su auto me la dio y pude tocar suavemente su mano, subió sus cosas al auto y después las mías, la acompañe a que se subiera para después hacerlo yo.

Fue un viaje largo, no por la distancia, el tráfico era mucho y la plática… hablamos de todo, del universo, del chocolate, de la lluvia, del amor… ella a diferencia mía, era fiel al amor, después de tantos golpes y fallas en su corazón, aun creía en él.

Por fin llegamos a mi apartamento, la invite a pasar, la lluvia empeoraba, le prometí una rica comida y acepto. Pasamos la tarde platicando, ella sentada junto a la barra y yo cocinando, acabada la comida y después de tanta risa pronuncio una palabras que me causaron un dolor de estómago –me tengo que ir- quería decirle que se quedara, que se quedara para siempre, moría por decirle que tal vez estaba loco, pero tenía un mal presentimiento, sentía que si la dejaba ir ya nunca más  la volvería ver, pero, que exagerado, la acababa de conocer, no podía decirle eso, además era tarde – está bien- fue todo lo que pude decir, la acompañé a su auto, con la sombrilla en mano, cuando cerró la puerta del auto ésta salió volando y ella encendió el motor, corrí a la entrada y la vi alejarse, no pude dormir, no podía esperar a la mañana para verla pasar con su cachorro.

La mañana llego, pero el sol no salió, seguía lloviendo y ella no paso, era obvio ¿Cómo saldría con ese clima? Pero así pasaron los días, las semanas, el sol había salido ya y todas las mañanas esperaba con ansias verla pasar, recordé que había dicho que vivía cerca, así que decidí buscarla, después d caminar un rato a justo 3 cuadras de mi edificio vi su auto fuera de una casa color rojo, con un bello jardín, toqué el timbre y salió una señora que dijo ser tu madre, al parecer ese día que te fuiste de mi casa, decidiste pasar por la comida del cachorro que habías olvidado y al regresar un camión no pudo verte por la lluvia y aun que quiso frenar no pudo.


Me quede en silencio, mire el auto y noté un golpe del lado del conductor, regrese a mi apartamento y me tire en la cama, había pasado el huracán, pero ahora había una tormenta en mi corazón.

J<3

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