¿Cuál es el recuerdo más hermoso?
Te
encuentras de pie frente a mí, jamás he tenido la palabras adecuadas para
definir ese momento por más tiempo que lo he mantenido a flote en mi mente;
salimos a caminar sobre la ciudad de grandes edificios y ventanas de cristal,
no es una ciudad intranquila al menos no en la temporada en la que la
visitábamos, es otoño tu preferida. Además de otros árboles hay cerezos a lo
largo de la avenida principal y siempre te referías a la caída de sus hojas
como un movimiento espectacular producto de un abrazo entre el aire y la
tierra. El andador, un poco húmedo, parece que terminaban de regar los
jardines, aún es muy temprano para que el sol pueda empezar a calentar el
suelo; en esta parte del andador hay un edificio en particular con vidrios
polarizados, me gusta mirar y vernos juntos, me doy otra perspectiva de lo bello
que es tomarte de la mano. Tú, con tu mirada hacia el frente y con una pequeña pero
notable sonrisa.
Comienza a hacer aire y te detienes, miras con mucho cuidado los árboles de cerezo y la caída de sus flores; tu ya conocida melancolía me hace pensar que tus ojos se han puesto vidriosos pero parece ser que lo controlas, presionas un poco más fuerte mi mano que de costumbre, sabía que algo interesante había llegado al frente de tus pensamientos y ahora me doy cuenta que debí preguntarte. A pesar de eso me dediqué a admirar tu postura y tu alegría brotando de tus ojos, miles de ideas pasaban por mi cabeza de qué era lo que pensabas en ese momento y quizá ninguna era la acertada. Fue bello percatarme que tu cabello tiene destellos rojizos que se mueven de forma eléctrica con el paso del aire y que tu piel está brillando un poco más. Me doy cuenta de que todos los momentos sucedidos desde el primer día que llegaste a mi vida parecían estar escritos y sinceramente yo había hecho más planes. En ese momento comprendí que no estarías para siempre y tiempo después me percaté que lo que había pasado por tu mente era un futuro de nosotros, tú viendo caer flores y yo observando por una ventana pero ya no estarías tomándome de la mano.
Comienza a hacer aire y te detienes, miras con mucho cuidado los árboles de cerezo y la caída de sus flores; tu ya conocida melancolía me hace pensar que tus ojos se han puesto vidriosos pero parece ser que lo controlas, presionas un poco más fuerte mi mano que de costumbre, sabía que algo interesante había llegado al frente de tus pensamientos y ahora me doy cuenta que debí preguntarte. A pesar de eso me dediqué a admirar tu postura y tu alegría brotando de tus ojos, miles de ideas pasaban por mi cabeza de qué era lo que pensabas en ese momento y quizá ninguna era la acertada. Fue bello percatarme que tu cabello tiene destellos rojizos que se mueven de forma eléctrica con el paso del aire y que tu piel está brillando un poco más. Me doy cuenta de que todos los momentos sucedidos desde el primer día que llegaste a mi vida parecían estar escritos y sinceramente yo había hecho más planes. En ese momento comprendí que no estarías para siempre y tiempo después me percaté que lo que había pasado por tu mente era un futuro de nosotros, tú viendo caer flores y yo observando por una ventana pero ya no estarías tomándome de la mano.
Vuelvo a
mi realidad después de escuchar de nuevo la pregunta, veo a mi alrededor y
comenzaba a oscurecer pero no hay estrellas, es temporada de lluvia, el aire es
húmedo y frío, parece que habrá una tormenta. Parece ser que ahora tengo respuesta y aquel anciano lo sabía, como si supiera todo lo
que recordé y lo que pienso ahora, su sonrisa me daba paz y melancolía,
indescriptible. No pude pronunciar una sola palabra, sólo asentí, me levanté y comencé
a caminar hacia mi hogar, después de tanto por fin podía volver a sentir las
ganas de tomar un café y que no me asustara la idea de una tormenta, de hecho
voy a disfrutar mucho que no sea en mi mente y pueda admirar desde la ventana
con ese gran suspiro que anuncia que todo estará bien, que en algún otoño, ella volverá para ver la caída de las flores de cerezo mientras yo observo a través de un espejo.
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