¿Como Abrazar a un Árbol?
Se dejó caer pesadamente en aquel trozo de madera, mismo en que había dejado caer su completo peso cientos de veces en el pasado, el mismo pequeño trozo de madera que la había acompañado a lo largo de los años, escuchando sus críticas hacia la vida, hacia la sociedad; leyendo sus pensamientos, interpretando sus silencios opacados por los diversos sonidos que el viento guiaba hacia ella a través de todos esos árboles iguales a ella. Tan solitarios y tan acompañados a la vez, ¿y qué si ellos sufrían? nadie jamás hacía el mínimo esfuerzo por escucharlos, nadie jamás lo haría; nadie salvo ella, claro está. ¡Oh, sí! Ella sabía a la perfección la situación por la que todos, o por lo menos la mayoría de ellos, estaban pasando, comenzando por la de su viejo y sensible tronco, el más solitario de todos, el más interesante y apartado; el único que no sentía lástima por ella jamás. No, él la escuchaba sin emitir la más leve crítica y soportaba cada uno de los cambios de humor que una mujer podía experimentar sin una sola queja.
Tal vez por eso lo quería tanto; el resto de los árboles podía joder su vida y seguir de pie, pero no su querido amigo, por lo menos no del todo.
Él se había quedado solo ahí cuando una enorme y desconocida máquina le había arrebatado absolutamente todo no solo de él, sino también del resto. Ahora, muchos años más tarde, se encuentra ahí, solo en medio de la multitud de ramas y hermosas flores; solo y sin una sola rama para poder dar fruto; sólo pero siempre con una energía realmente positiva; sólo y sin embargo fuerte, mucho más fuerte que muchísimos de ellos.
Él le había mostrado el mundo desde una perspectiva poco común; la había ayudado cuando se encontraba mal, aún no olvidaba aquella tarde, cuando su corazón se había roto por primera, y por suerte, última vez; la guió hacia adelante cuando todos detrás reían y le enseñó a observar el cielo cuando no había césped en el suelo.
Sí, su querido amigo había estado siempre ahí, sin moverse un sólo centímetro; esperando pacientemente su llegada cuando ella lo necesitaba. Siempre ahí, siempre quieto y, sobre todo, siempre en silencio.
Eso era lo que más le gustaba, llegar ahí y escuchar su calma, sentirla; darse cuenta de que el silencio dice en unos pocos minutos mucho más de lo que un libro hará en sus más de 300 páginas.
Por supuesto que habían tenido momentos difíciles, porque ¿quién puede realmente asegurar que los árboles no tienen sus malos ratos? Todos tenemos días malos, días en los que ni siquiera la hermosa naturaleza logra transferirte su felicidad, su alegría; días en los que mirar el cielo sólo funciona para relajarse de una manera completamente nostálgica.
¿Y quién asegura que todo mejorará por sí solo? Seguramente no alguien que ha sufrido alguna pérdida. Si bien el sufrimiento no es eterno, vaya que dolía su corta estadía.
Pero ella siempre lo había tenido para escucharla y, aún sin mencionar palabra, él siempre había tenido el don de descifrar sus sentimientos, siempre sabía qué decirle, cómo hacerla sentir completamente viva de nuevo y, como era de esperarse, ella siempre había mostrado infinita gratitud en agradecimiento.
Sin embargo, esa tarde todo se sentía diferente, el mismo viento se lo hacía saber. Su querido amigo no parecía tener fuerzas para nada que no fuera mantenerse con vida, ella lo supo aún cuando él hizo todo lo posible por mantenerla con una sonrisa en el rostro; deseó con todas sus fuerzas ser como él por lo menos un momento.
Había aprendido a recibir su apoyo en todo momento, pero en ese preciso instante deseó aprender a darlo de la misma manera en que él lo hacía, aprender a enseñarle que no siempre la soledad es uno de los mejores remedios; hacerle sentir mejor con su presencia, exactamente como él hacía siempre con ella.
Cuando ella se encontraba triste, confundida, molesta o simplemente llena de nostalgia, un abrazo de su amigo tomaba todo y lo enviaba a algún lugar desconocido.
Pero se encontró a sí misma descubriendo que no era realmente igual; en realidad, era completamente diferente, porque ¿quién ha dicho alguna vez que abrazar a una persona te hará sentir mucho mejor?
-Fer.



Muy bello :3
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