Con cariño, tu amiga la Nostalgia.




Y ahí está de nuevo, justo en donde debe; yo se que extrañaba sentir el frío de la noche rozando con su rostro, helando cada parte de su cuerpo, haciendo revolotear su cabello.Ahí debe estar; justo ahí debe mantener su cuerpo, su alma y su mente en las noches solitarias.

Debo admitirlo, me ha costado mucho trabajo esta vez…
He tenido que hablar con la naturaleza, pedirle que oculte al sol, que las nubes grises cubran todo desde muy temprano y que todas las aves, menos una, dirijan su vuelo a cualquier lugar menos este para evitar a toda costa que la alegría penetre en ella. Todo lo que puedo dejar cerca es aquella ave solitaria, para recordarle quién es, de donde viene y a donde no puede ir.

Intentó huír. Lo se porque en su mente pude sentir ese esfuerzo por recordar todo lo bueno que sucedió en aquellos días pasados. Se repetía a sí misma una y otra vez que no debía volver, al parecer alguien le hizo creer que podía dejar el pasado atrás. ¡Jamás creí que pudiera existir tal nivel de ignorancia en el mundo!

Llegó a confundirme con todo lo que decía, con sus recuerdos felices, todos luminosos.

¿Cuándo fue que la felicidad se perdió entre sonrisas falsas?

Hubo un momento en que casi lo logra.
Quería llamarle y sentirse bien de nuevo; me costó bastante lograr que el viento se fusionara con una casi imperceptible llovizna para deshacerme de la cobertura de su teléfono y de la conexión a internet. Lo siento mucho por todos los vecinos.

Ha pasado la mayor parte del día intentando huir de sí misma, de mi.
Finalmente comenzó a ceder.
Le he permitido salir, porque ya no tiene la fuerza suficiente para evitar dirigirse a ningún lugar y eso es precisamente lo que necesito. 

Que sea una chica de ningún lugar. Que ande sin rumbo fijo, que descarte esas estúpidas ideas de salir con alguien.

Hoy me pertenece a mi.

Conseguí que se olvidara del móvil. En caso de que su casi nula voluntad me quisiera hacer una mala jugada intentando meterle esas estúpidas ideas de comunicarse de nuevo con lo externo a este mundo. Su mundo.

También he puesto su cámara fotográfica a la vista justo a tiempo para que la viera antes de salir; su mejor amiga. Sabía que no resistiría, porque el día era perfecto para ser capturado, enmarcado y recordado en el futuro.

No permitiré que me olvide.

Tomé su mano como la primera vez, cuando se encontraba sola  y llena de tristezas ocultas.

¿En dónde se encontraban sus sonrientes amigos cuando realmente les necesitaba?

No intentó zafarse de mi agarre esta vez, pero no estaba convencida de apretarme como debía hacerlo, de aferrarse a mi.

Sólo espera a que la oscuridad ilumine el camino...

Le pedí que volviera a casa cuando la luz comenzó a desaparecer. Obedeció.

Era casi hora de reunirnos con nuestra incondicional amiga y todo vestigio de voluntad desaparecería. Porque apostaría el resto de nuestras reuniones a que la extrañaba tanto como yo. La necesitaba.

Buscó su teléfono entre el desastre que ahora parecía su ordenada habitación justo después de entrar en ella, necesitaba esa canción. Su fiel compañera.

Se recostó lo que parecía una eternidad, ahora esperando con ansias su llegada, observando el techo con una mirada de verdadera emoción; desviándose de vez en cuando al cielo, para comprobar el nivel de oscuridad. Dio un brinco y corrió a la ventana cuando le dije que se aproximaba, quería verle llegar.

Y así fue.

Esperó unos momentos antes de que apareciera.Sus ojos brillaron con el reflejo de su vieja aliada. Ahora la música era compartida.

Por fin lo logré.
Era feliz a su manera, pero lo era, sin necesidad de actuar como todos le enseñaron. Podía recordar ahora, sonreír o derramar lágrimas.  Disfrutar de nosotras, porque no podremos quedarnos.Le dejé en claro que no hay nada de malo en su mundo tan criticado por el resto y le prometí que la próxima vez podría llamarles a aquellos que parecían comprenderla, sólo si prometían disfrutar con ella de la compañía de sus solitarias amigas sin cuestionar o intentar cambiar algo. Por respuesta me mostró una fugaz sonrisa.

El resto de la noche sólo se escuchó la melodía sonar, tranquilizando cada tormenta interna que yo le provoqué. 

Ese es mi trabajo.

Observó a su compañera nocturna por largas horas, sin hablar, sin pensar en nada realmente.

Que comprensiva es la luna.

Ahora puedo sentirla, es ella de nuevo.

Se quedará aquí toda la noche, como solía hacerlo. Dejará de sentir su helada nariz, su cabello será una maraña cuando salga el sol, sus ojos estarán hinchados por el llanto y el sueño. Pero tendrá una sonrisa como cuando era pequeña.

Está agradecida, porque nuestra relación es inexplicable y sabe que la tranquilidad no tarda en invadirla; lo veo en sus ojos...

Y seguirá siendo así, porque no puedes traicionar al pasado.

-Fer.


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