Ellos de mí
H ace unos días caí en un oscuro abismo, no estaba soñando y tampoco era de noche; sólo caí. Mi rutina habitual de un miércoles pero con un cansancio que evitaba que me levantara, se sentía extraña la pesadez con la que me movía, me sentía anciano. Mientras ocurría el día pensaba en llegar a mi casa y poder tomar una siesta, mis párpados se abrazaban cada que podían y mi cuerpo se entumecía poco a poco. Al llegar a mi casa, entré a mi habitación, tiré mi mochila, mi ropa y luego me tiré yo al piso; algo me jalaba, ya no respondía mi cuerpo, creí que el piso estaría frío pero era más parecido a un cómodo colchón, aunque sabía que no estaba en mi cama. Quería levantarme pero parecía que la idea era lo único que lo deseaba, todo lo demás se hundía en el suelo y digo hundir porque sentía como mi cuerpo poco a poco traspasaba el piso; la sensación era similar a cuando atraviesas un cuerpo gelatinoso. Cuando pasaron mis orejas, todo el ruido...